domingo, 15 de abril de 2012

Entregados a las familias restos de víctimas del penal de Valdenoceda (Burgos)

La agrupación de familiares de represaliados en el penal de Valdenoceda, al norte de Burgos, ha entregado hoy a sus familiares los restos de las dos últimas víctimas identificadas, mientras sigue avanzando para la exhumación de una fosa en la que llegó a haber más de 150 personas enterradas.

Valdenoceda (Burgos), EFE 14 de abril de 2012
El portavoz de la agrupación, José María González, ha explicado que tras las pruebas de ADN, que se han practicado a los restos y comparado con las realizadas a familiares de las víctimas, se ha determinado que se trata de estas dos personas.
Valeriano Montero, que era de Pozuelo de Alarcón (Madrid) y cuyos familiares viven actualmente en Puertollano (Ciudad Real), y Vicente Castillo, de Castellón, donde todavía viven sus familiares.
Hasta ahora se han extraído 114 de los 154 cadáveres que se cree que están enterrados en Valdenoceda, todos ellos presos del penal, que permaneció abierto desde 1938 hasta 1943.
Fue "uno de los penales más duros de la guerra y la postguerra civil española", ha recordado José María González.
La falta de alimentación y las malas condiciones sanitarias, con una enorme humedad, incluso con inundaciones en las celdas, produjeron tantas muertes que el pequeño cementerio anexo a la iglesia parroquial de la localidad se quedaba pequeño.
El presidente de la agrupación de familiares ha afirmado que los primeros presos que fallecieron fueron enterrados en el cementerio parroquial y sus restos no podrán ser recuperados, porque "habría que mover casi todo el cementerio y sería muy complicado".
De hecho, los 114 cuerpos que se han recuperado se encontraban en una parcela situada junto al antiguo cementerio, donde se realizó una gran exhumación en 2007.
Sin embargo, el resto de cuerpos se podrán recuperar muy lentamente, porque hacia 1980 el cementerio original se amplió y se ocupó la parcela donde se habían realizado los enterramientos de presos, sobre los que se hicieron nuevas tumbas.
José María González ha explicado que cada una de esas exhumaciones requiere un procedimiento complejo, porque hay que recabar una autorización de los familiares de las víctimas más recientes, muchas de las cuales emigraron y son muy difíciles de localizar.
Ha señalado también las dificultades para la identificación de los restos, porque es necesario comparar su ADN con el de algún familiar.
Hasta ahora, la agrupación de familiares sólo cuenta con 56 familias, por lo que hay 92 familias de las que no tienen ninguna muestra actual que sirva para comparar con el ADN de los cadáveres, que eran presos procedentes de muchos lugares de España.
Pese a todo, hasta ahora se han identificado los restos de 22 cadáveres, aunque sólo 21 se han podido entregar.
El que está pendiente de ser devuelto a sus familiares es uno de los que se encuentra en la zona ampliada del cementerio y hay un nuevo enterramiento sobre él.
González ha indicado que dada la situación del enterramiento, sólo podían extraer una parte del cadáver y prefirieron no hacerlo y limitarse a tomar una muestra de ADN que se ha podido cotejar y ha llevado a su identificación, aunque todavía no saben cuándo podrán extraer los restos.

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