jueves, 24 de abril de 2014

Exhuman cinco cuerpos en la fosa común de Encinasola fallecidos durante la Guerra Civil

ENCINASOLA (HUELVA), 24 Abr. (EUROPA PRESS) -

   El proceso de exhumación de la fosa común ubicada en el cementerio de Encinasola (Huelva), que comenzó el pasado mes de noviembre, ha culminado este jueves con el hallazgo de restos de cinco cuerpos y, tras el análisis de las lesiones, se ha confirmado que estas personas murieron durante la Guerra Civil.

   En declaraciones a Europa Press el presidente de la Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia (AMHyJA), Rafael López, se ha mostrado "satisfecho" al término de la exhumación que comenzó el pasado lunes tras conseguir la autorización de la Junta de Andalucía y el sobreseimiento del caso por parte del Juzgado de Aracena, donde el pasado mes de noviembre presentaron una denuncia una vez confirmada la existencia de estos restos.

   No obstante, López ha remarcado que "esta justicia no es la que pedimos para las víctimas del franquismo, ya que aunque la juez califica estos hechos como un delito de asesinato, dado el tiempo transcurrido --más de 20 años--, éstos han prescrito".

   De estos cuerpos ya se han tomado las muestras necesarias para realizar los análisis de ADN y desde la asociación ya se han puesto en contacto con los familiares de estas personas, que conocían su enterramiento en este lugar, para proceder "a un entierro digno" de los mismos.

   Cabe recordar que este proceso comenzó el pasado mes de noviembre tras años de espera. Unas labores que han contado con un presupuesto de 7.700 euros después de que la Diputación Provincial de Huelva firmara el pasado mes de junio un convenio con la Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia (AMHyJA), por valor de 12.000 euros, con el fin de llevar a cabo esta exhumación, así como otras actividades para la difusión de la memoria histórica, como la celebración de jornadas y publicaciones.

   Ha sido la empresa Arq 4 la encargada de realizar estos trabajos que finalmente se retomaron el pasado lunes tras conseguir todas las autorizaciones.

   El presidente de la asociación ha recordado que en un principio preveían que en la citada fosa --cuya exhumación fue solicitada hace unos años por una vecina de la localidad, ya fallecida, con el fin de dar "un enterramiento digno" a su hermano muerto durante la Guerra Civil y enterrado en ese lugar--, tan sólo se encontraba esta persona, pero finalmente un nieto de otro de los enterrados en el mismo sitio contrastó que en la misma "podrían haber sido enterradas cuatro personas más" y efectivamente así ha ocurrido.

   Por todo ello, López se ha mostrado muy agradecido a la Diputación al haber escuchado su llamamiento y hacer posible esta exhumación. En la rueda de prensa en la que se firmó el convenio, el presidente de la Diputación Provincial, Ignacio Caraballo, destacó el apoyo que ha prestado y prestará el ente provincial a la asociación en una provincia que cuenta con 120 fosas comunes, de las que se han exhumado tres, concretamente la de Calañas, Zalamea La Real y Valverde del Camino, y ahora la de Encinasola.

europapress.es

miércoles, 23 de abril de 2014

Aguilar de la Frontera identifica a las víctimas franquistas y ahora busca a las familias

Miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Aremehisa) en trabajos de exhumación de víctimas.

Miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Aremehisa) en trabajos de exhumación de víctimas.


Diego López Paniagua era empleado municipal y trabajaba enlos años 30 del pasado siglo en el Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera (Córdoba). Era uno de los guardias municipales de la localidad en la que vivía con Dolores Belmonte Castro, su mujer. El 2 de agosto de 1936, poco más de dos semanas después del alzamiento militar franquista, Diego fue asesinado y enterrado en una fosa común en el cementerio de la localidad.

La documentación histórica, los datos de los depósitos decadáveres del cementerio y testimonios orales recogidos a lo largo de varios años en la tarea de la Asociación para laRecuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Aremehisa) han permitido la "identificación presuntiva" de Diego tras la exhumación de sus restos de la fosa común del cementerio. Pero para que esa identificación sea plena y finalmente válida, falta el cotejo con el ADN de unos familiares que ahora se buscan para poder concluir finalmente el trabajo de recuperación de su memoria.

Como los de Diego, AREMEHISA tiene identificados en una primera fase los restos de otras víctimas de la represión franquista para los que también busca, mediante un llamamiento a lacolaboración ciudadana, a familiares que en la actualidad puedan prestarse a realizar las pruebas definitivas de identificación genéticas. Porque en Aguilar de la Frontera, al contrario que en muchos otros casos en los que son los familiares los que buscan a las víctimas, ellos han identificado a las víctimas y ahora buscan a sus familiares.

Es el caso de los restos de Francisco Cabello Aljama, empleado municipal que ejercía como "escribiente temporero" en el Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera y fue asesinado el día 1 de agosto de 1936. O el caso de Manuel Arjona Lucena, también empleado municipal como "vigilante de arbitrios", asesinado el 30 de julio del mismo año. José Gómez Pulido era guardia municipal en Aguilar de la Frontera y fue asesinado, como su compañero Diego, el mismo día 2 de agosto. Y Rafael Ortiz Jiménez, un tercer guardia municipal de la localidad, corrió la misma suerte el 15 de agosto de 1936.

Todos esos datos que han permitido preidentificar a estas víctimas han sido recopilados, cruzados y elaborados finalmente en el listado que obra en poder de Aremehisa, explica aeldiario.es/andalucia su presidente, Rafael Espino. Una tarea llevada a cabo a lo largo de cuatro años desde 2010 en varias exhumaciones realizadas en el cementerio de la localidad, pionera en la recuperación de la memoria de los represaliados franquistas.

"Hacemos un llamamiento a la población, recurrimos a las colaboración ciudadana para localizar a familiares de las personas asesinadas en esta localidad tras los acontecimientos ocurridos a raíz del alzamiento militar del 18 de julio del año 1936", cuenta Espino. El objetivo es buscar información y establecer contacto con los familiares de las personas sobre cuyos restos se han realizado "identificaciones presuntivas tras las exhumaciones realizadas en el cementerio local" durante los años 2010, 2011 y 2012.

Y para ello, desde Aremehisa solicitan la colaboración ciudadana que esperan recibir de allegados y familiares que con el tiempo han seguido su vida fuera del municipio y que atenderán por correo electrónico, teléfono o a través de un formulario en su página web www.aremehisa.org.es

Requisitos para la identificación de las víctimas

La identificación de restos llevada a cabo por Aremehisa  lleva aparejado un trabajo que no sólo confía en el criterio genético para la identificación de las víctimas, sino que establece otros dos requisitos más, mediante los cuales se ha podido conocer de quiénes son los restos para los que ahora se busca a sus familiares. 

"Aguilar de la Frontera fue un núcleo de población cerrado durante muchas generaciones y podían existir varias personas cuyo código genético podía coincidir en gran medida con el de una víctima", explica Espino. De ahí que Aremehisa estableciera también como criterio para validar una identificación la coincidencia de la fecha de la muerte con los datos que obran en el depósito del archivo del cementerio, donde se señalaba con certeza el número de personas enterradas un mismo día. Y asimismo, un tercer criterio para la identificación plena de una víctima conlleva un estudio antropométrico de los restos, donde datos como la edad del fallecido, son claves a la hora de conocer la identidad de un cadáver.

Así, desde el inicio de su trabajo en 2010, los integrantes de Aremehisa han llevado a cabo tres operaciones de exhumaciones de víctimas franquistas en el cementerio de Aguilar de la Frontera. Esos trabajos han dado lugar a la recuperación de los cuerpos de 66 personas, de las cuales el 50% de ellas ya han sido identificadas y entregadas a sus familiares.

eldiario.es

miércoles, 9 de abril de 2014

Primera exhumación de una fosa de la Guerra Civil en Madrid

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica está exhumando los cuerpos de tres soldados republicanos en una fosa del cementerio de Arganda del Rey a petición de una de las familias. Es la primera exhumación en la Comunidad de Madrid a petición de una familia.
Exhumación de una fosa de la Guerra Civil
Exhumación de una fosa de la Guerra Civil
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Son los cuerpos de Guillermo Palmero, un joven de Miguelturra (Ciudad Real), Alfonso Fernández-Cabrera, de Ordaz (Toledo) y el madrileño Francisco Villar Martínez, soldados republicanos de entre 16 y 25 años. Pertenecieron a la columna PUA (Pro Unidad Antifascista) procedente de Castilla-La Mancha, que participó en la Batalla del Jarama en 1937. En ese momento, la zona este de Madrid era republicana, por lo que se cree que fueron enterrados por sus compañeros en el cementerio de Arganda del Rey y registrados en un libro de enterramientos del cementerio, según explica Marco González, vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Por este motivo, ha sido posible localizarlos. Hay más de 200 nombres, algunos al parecer de brigadistas internacionales, en ese registro.

La investigación fue iniciada por la familia de Fernández-Cabrera y después se localizó a la familia de Palmero. Ambas están presentes en los trabajos que se están realizando este semana en la fosa, sin lápida ni nombres, en el cementerio de Arganda. Por el momento, no se ha localizado a la familia del soldado madrileño.

Una vez exhumados los cuerpos irán al centro de la asociación para realizarles pruebas antes de ser entregados a sus familias. Las exhumaciones han estado dirigidas por el arqueólogo René Pacheco y el médico forense José Luis Prieto, y en ellas han participado voluntarios. Desde la asociación informan de que el cementerio, gestionado por Funespaña, ha querido cobrar una tasa de 727 euros a las familias, que finalmente se ha quedado en 200.

Es la primera exhumación en la Comunidad de Madrid, según los datos de la asociación. No obstante, Marcos González ha puntualizado que sí se han producido excavaciones en trincheras, pero que nunca habían recibido una solicitud de una familia para exhumar una fosa común en Madrid. "En otra democracia más sólida que la española, los hombres que se están buscando serían considerados héroes nacionales porque dieron su vida en defensa de la democracia", ha indicado la asociación en un comunicado.

madridiario.es

lunes, 7 de abril de 2014

75 años después de la Guerra Civil, aún quedan más de cien mil desaparecidos por desenterrar


Los restos de Nicomedes Fernández, en la fosa común de El ÁlamoEn las cunetas, en los bosques, junto a las tapias de los cementerios. En agujeros, enterrados como se da sepultura a los animales, hay todavía más de 100.000 civiles republicanos desaparecidos tras ser asesinados en la Guerra Civil y el franquismo. Cuando se acaban de cumplir 75 años del final de la contienda (el pasado 1 de abril), las asociaciones para la recuperación de la memoria histórica denuncian que desde hace dos años, cuando tomó posesión el Gobierno de Rajoy, no se ha concedido ni una sola subvención a la exhumación de fosas comunes.

La desaparición forzosa supone la violación de múltiples derechos humanos. Incluye tortura, asesinato y ocultación del cadáver. España es el segundo país del mundo en número de desaparecidos cuyos restos no han sido recuperados ni identificados, tras Camboya. Las investigaciones más precisas, avaladas por la Audiencia Nacional, contabilizan hasta 113.000 civiles desaparecidos, de los cuales se han podido exhumar y entregar a sus familiares a 6.300 en los últimos catorce años. "Hasta el año 2000 eran los familiares los que directamente, pico y pala en mano, iban a sacar de las cunetas a sus familiares. No fue hasta el año 2000 que empezaron a hacerse las exhumaciones de forma más profesional", explica Emilio Silva, portavoz de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. El anterior Gobierno aprobó en 2006, un año antes de la Ley de la Memoria Histórica, unas ayudas públicas de hasta 60.000 euros por proyecto (que incluían varias fosas). "La ayuda que se recibía daba para pagar al arqueólogo, sus viajes o el hotel", explica Silva. Pero el grifo se cerró. "Quieren morirse tranquilos habiendo enterrado a su padre" Desde hace dos años no se concede ninguna ayuda a las exhumaciones con arreglo al Estado. Concretamente, desde que el Partido Popular llegó al poder en noviembre de 2011. Para paliarlo, algunas Comunidades Autónomas, como Navarra, han aprobado recientemente ayudas económicas a la apertura de fosas. Pero la mayoría de las exhumaciones siguen haciéndose gracias al trabajo voluntario. "Los motivos humanitarios que debía tener el Estado se suplen con gente que se siente recompensada con el ánimo que reciben de los familiares que, a pie de sepultura, les dicen que quieren morirse tranquilos habiendo enterrado a su padre o a su hermano", explica Silva.

Nicomedes y Benito eran hermanos de Hipólita. El primero fue asesinado en la localidad sevillana de El Álamo un día después de entregarse al mando en 1938 para evitar las represalias a sus hermanas por su condición de sindicalista de la CNT. Benito había muerto dos años antes tiroteado en la Sierra de Nerva (Sevilla), donde se refugió tras el golpe. Cuando Hipólita estaba en el lecho de muerte, su hijo Santiago le prometió que los encontraría. Todo lo que se sabía es que Nicomedes estaba enterrado en una cuneta de El Álamo y Benito en algún lugar de la sierra. El 21 de noviembre de 2011 el equipo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica empezó los trabajos en El Álamo. Esa misma mañana, tras las catas y las zanjas, los familiares se fueron a comer. A la vuelta ya aparecieron los restos. Bastaron cuatro días para desenterrar a Nicomedes, junto a cuyo cuerpo se encontró el de otro cenetista, José María Martín García. La mayoría de exhumados son hombres de 30 a 45 años Nicomedes tenía 33 años cuando murió asesinado. Se había entregado el día antes, bajo la falsa promesa del mando de Queipo de Llanos de que nada debían temer quienes no tuvieran delitos de sangre pendientes. Como Nicomedes, la mayoría de los exhumados hasta la fecha en España son hombres (el 97% de los casos, según Emilio Silva) de entre 30 y 45 años. Santiago Fernández pudo el año pasado, finalmente —tras recibir los informes del forense— inhumar los restos de su tío Nicomedes junto a los de su madre, Hipólita. "Fue muy emocionante. Yo nunca conocí a mi tío, pero sí conviví con el dolor de mi madre por su pérdida", relata Santiago. Con su otro tío, con Benito, la familia está teniendo hasta la fecha peor suerte. "No sabemos exactamente en qué lugar del monte está enterrado. En la sierra se guarecieron muchos. Dicen que hubo un tiempo en el que todo el monte estuvo lleno de cruces para los muertos. Va a ser muy difícil", se lamenta. Incumplimientos y asignaturas pendientes Emilio Silva —también nieto de un desaparecido— lamenta que 75 años después todos los problemas que tienen que ver con la memoria histórica sigan vigentes; que las normas que se legislan acaben subdesarrolladas y se pongan cada vez más trabas a las exhumaciones. La asociación que representa no entiende tampoco que se invierta más en el Valle de los Caídos que en recuperar a los desaparecidos (en 2013 el Ejecutivo anunció que iba a invertir 214.000 euros en restaurar la portada de la basílica), y que se ignore el mandato de la ONU respecto a las obligaciones del Estado Español. El Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzosas de Naciones Unidas emitió un informe en septiembre pasado en el que instaba a España a investigar las desapariciones del Franquismo, al considerar que se tratan de delitos imprescriptibles y no sujetos a amnistías, como la de la Ley de 1977. La organización internacional remarcó la "situación de impunidad de los responsables de desapariciones forzadas durante la Guerra Civil y la dictadura".

Pero a Silva le pesa, sobre todo, la ignorancia del pasado y considera que el mejor homenaje a los represaliados en la Guerra Civil y el franquismo se debe hacer en los libros de texto, para que esta terrible etapa de la historia de España "no esté relegada al final donde nunca se llega, ni con biografías blanqueadas que garantizan la incultura de los derechos humanos". Las otras grandes asignaturas pendientes son el Valle de los Caídos y la retirada de los nombres de calles y símbolos franquistas que aún existen en numerosos municipios y ciudades de España. El problema es que la ley, según el doctor en Ciencia Política e investigador Jesús de Andrés, "está muy subdesarrollada" y, pese a que inicalmente era muy ambiciosa, "al final se quedó en agua de borrajas". "Fue un brindis al sol", añade. "Implica cierta obligación de retirar símbolos franquistas, pero no especifica cuáles ni cómo hacerlo". El resultado es que queda todo en manos de la voluntad de los ayuntamientos, y aunque con los años se han ido retirando muchos, hay numerosos lugares en los que aún perduran. Solo en Madrid, por ejemplo, hay más de 150 símbolos y calles con nombres franquistas. En cuanto al Valle de los Caídos, la ley solo habla de la prohibición de celebrar allí actos políticos. El Ejecutivo de Zapatero constituyó una Comisión de Expertos para reinventar el monumento, y en noviembre de 2011 emitió un informe en el que recomendaba trasladar los restos de Franco e iniciar trabajos para identificar a los 12.410 cadáveres desconocidos que aún reposan en el templo. El Gobierno de Rajoy aparcó el asunto y, el verano pasado, manifestó en respuesta escrita al diputado socialista Ramón Jáuregui que no tiene intención de actuar para cambiar de significado el  monumento que Franco ideó para inmortalizar su victoria. El argumento esgrimido fue que no querían "reabrir heridas innecesarias".

20minutos.es