lunes, 2 de octubre de 2017

La inhumación de 96 represaliados en Estépar cierra ocho décadas de herida

Patricia Carro

Burgos, 30 sep (EFE).- Los restos de 96 represaliados burgaleses, asesinados durante los primeros meses de la Guerra Civil y cuyos cuerpos se recuperaron en 2014 y 2015 de las fosas comunes del Monte de Estépar, han sido inhumados esta tarde en un acto de "justicia y reparación" que cierra una "herida" de ocho décadas.

La inhumanción de los cuerpos ha tenido lugar en el cementerio de Estépar, municipio situado a 30 kilómetros de Burgos, de la mano de la Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos, Espacio Tangente y la Asociación Cultural Denuncia.

Los noventa y seis restos corresponden a represaliados burgaleses durante los primeros meses de la Guerra Civil, políticos, afiliados a partidos de izquierda, maestros y gente del mundo de la cultura.

Tras el levantamiento militar del 18 de julio de 1936, el bando nacional los detuvo y los envió al penal de Burgos, ha recordado la presidenta de la Coordinadora, Lourdes Sastre.

Son víctimas de las denominadas "sacas", extracciones de presos, y acabaron fusiladas en el Monte de Estépar, de cuyas fosas comunes se recuperaron en sendas campañas de exhumación en 2014 y 2015.

Sin embargo, los noventa y seis cuerpos "reinhumados" hoy solo son una parte de los casi cuatrocientos represaliados cuyos asesinatos han sido documentados desde que arrancó el proyecto de Estépar.

El arqueólogo Juan Montero, codirector de los trabajos junto con el antropólogo forense Francisco Etxeberría, ha explicado que fueron dieciséis las "sacas" practicadas entre el 2 de agosto, la primera, y el 12 de octubre de 1936, la última registrada.

La documentación conservada en el penal de Burgos permite conocer que 371 presos fueron extraídos y conducidos a Estépar para acabar asesinados y enterrados en fosas comunes.

El proyecto de Memoria Histórica de Estépar se puso en marcha en 2004, ante la avalancha de peticiones de familias que querían saber qué había pasado con sus seres queridos, ha apuntado Lourdes Sastre.

Tras los trabajos previos de recopilación de información, en 2012 un estudio de georradar permitió localizar tres fosas comunes, y las catas arqueológicas posteriores confirmaron la presencia de huesos.

La primera campaña de exhumación se llevó a cabo en julio de 2014 y permitió recuperar setenta cuerpos, así como localizar una cuarta fosa, de la que se extrajeron veintiséis restos en abril de 2015.

Juan Montero ha reconocido que "lamentablemente" es posible que el resto de fosas comunes se haya podido perder, pues el Monte de Estépar ha sufrido muchas alteraciones en estos ochenta años.

De momento, no hay intención de realizar nuevas excavaciones pues no cuentan con testimonios fiables sobre la ubicación de las fosas, en el caso de que se hubieran conservado.

De ahí que el proyecto se centre ahora en identificar los restos recuperados, si bien es una "tarea titánica", ha afirmado Montero.

El número de represaliados es elevado y no se ha podido contactar con todas las familias; además, en algunos casos ya no quedan hijos de los asesinados, y la información de nietos y biznietos es escasa.

El arqueólogo ha asegurado que necesitan, además de muestras de ADN para comparar con los restos, testimonios que ofrezcan "pistas" para averiguar a qué sacas corresponden las fosas comunes excavadas.

Juan Montero y Lourdes Sastre han insistido en que la inhumación de los restos, realizada en un panteón comprado por la Coordinadora, no es un punto final sino un punto y seguido.

Se trata de "cerrar un círculo de dolor y duelo", ha afirmado la presidenta de la Coordinadora, insistiendo en que no abren heridas sino que las cierran.

"Queremos verdad, justicia y reparación para las víctimas" y que se demuestre que "sus asesinos han acallado" a sus familiares, ha insistido Lourdes Sastre.

Por su parte, el arqueólogo ha destacado la importancia de este tipo de actos, por lo que supone de reconocimiento de unos hechos que durante décadas han permanecido ocultos, escondidos.

Juan Montero ha lamentado también que tengan que ser colectivos como la Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica, los que impulsen las exhumaciones de represaliados.

Las instituciones públicas no se implican, así que el principal hándicap sigue siendo la falta de recursos económicos, que impide acometer excavaciones y sufragar identificaciones.

El acto de inhumación ha contado con la presencia de familiares de víctimas del Monte de Estépar y, tras el mismo, se ha procedido a inaugurar un monumento de la artista Susana Rioseras. EFE

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